La Casa del Hombre en Tierra de Libertad
OPINIÓN
Son las siete de la mañana, cuando mientras tanteo las paredes que me llevan al café, escucho en el noticiario matutino que la señora Ayuso ha abierto o tiene intención, una Casa del Hombre. ¿Esto será verdad?
Una Casa del Hombre. Una pionera, desde luego. Me pongo a buscar datos como loca porque casi me explota el cerebro y encuentro porcentajes y análisis que no sabía con exactitud, pero que sin duda intuía, más por sentido común que por efervescencia feminista. Casi el 90 % de las agresiones sexuales recaen sobre mujeres y niñas.
Ella dice que es para los que han sufrido violencia sexual y que destinará a ese centro setecientos mil euros anuales. Por lo visto, han detectado desde su comunidad, que muchos varones han sufrido este tipo de violencia. A la señora Ayuso se la sudan las unidades de Atención a la Familia y Mujer (por ejemplo), como se la sudaron los abuelos. Pero le importan muchísimo los hombres que son empujados hacia arbustos por mujeres en los parques y les rompen los pantalones para violarlos, o cuando un grupo de mujeres sin piedad, los asaltan y los violan en grupo, destrozándoles la vida. También, y es natural, cuando les echan sustancias en las bebidas y los meten en coches o portales para agredirlos mientras están inconscientes. Yo me preocuparía seriamente si descubriera que sus mujeres o parejas femeninas les dan tales palizas que acaban con los huesos rotos en el hospital, o si los lanzasen desde balcones, o les quemasen a ellos o a sus hijos para hacer más daño. Si la presión psicológica fuera tan fuerte que acabaran como trapos, si los violaran sus madres, o abuelas o tías, o les pegaran un tiro y multitud de puñaladas ante una separación conyugal. No olvidemos la trata de hombres destinada a prostitución. Desde luego sería preocupante.
Pero, además y por si la desvergüenza fuera poca, apela a los menores. Supongo que se referirá a los menores caucásicos de nacionalidad española, claro. No a los menores inmigrantes, esos no creo que lo necesiten, porque como ya nos han explicado en alguna ocasión desde su lado del mundo, esos son todos delincuentes. Me pregunto si en esa casa serán admitidas, al menos como acompañantes, las madres.
Yo no sé, y dudo por la expresión facial de esta mujer cada vez que habla o lee, que parece que duda todo el tiempo, de si los pensamientos le fluyen solos o se los dictamina alguien. Lo que a mí me parece es que en su tierra de libertad la única que se mueve libremente y no por raposa(1), es ella, que hace lo que le sale del jopo(2).
No sé por qué, me estoy acordando de la Oficina del Español.
Nia Estévez
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