AMOR QUÍMICO

Amor químico

Los científicos dicen que el amor es un proceso químico que dura un tiempo determinado. El amor reduce el mundo a una sola persona, a un solo corazón que no es el tuyo, que late por ti y para ti, como late el tuyo para el otro. Cada latido casi nos duele de intenso y la sensación de pequeñez en nuestra caja torácica, nos obliga a suspirar profundo. El estómago no puede albergar a las mariposas que nos abordan y nos hacen cosquillas, desde el ombligo hasta la entrepierna. Los ojos nos cambian de color cuando nos mira, igual que las mejillas, que suben la temperatura y nos aporta el impulso salvaje que lleva al beso.
Ese viaje dulce de saliva y labios que nos estremece, nos cambia de dimensión y todo el ruido de alrededor ensordece, para no perdernos ni un detalle de su olor, de su sabor, de su caricia húmeda, del tacto de su mano enredada en los pelos de la nuca, Ese viaje que nos abofetea la cabeza y la vida entera, nos deja flotando cuando llegamos a puerto como si siguiéramos navegando en su boca, a la deriva y para siempre. Elegir su pecho en un abrazo como el hogar del que no se quiere salir y refugiarse del universo ahí dentro, oyéndole respirar despacio y acompasarnos.
Esa sonrisa que lo dice todo sin haber dicho una palabra o sus ojos que nos gritan ¡vámonos a algún lugar dónde nadie pueda encontrarnos!. La piel se nos queda pequeña y se la sentimos sensible a su roce. Necesitamos su voz, dulce canción que nos acuna cuando ríe.

Sin embargo, ¿esto es efímero? sí. Rotundamente sí.

La vulnerabilidad del amor solo se supera cuando consigues que el vínculo vaya más allá de los ojos, de la boca, de la piel. Cuándo se afianza una amistad y descubres del otro lo que no se ve. Lo que nadie más que tu sabrá jamás. Cuándo además de refugio, es compañía, cuándo una mirada nos sirve para un mar de palabras y los besos son húmedos, porque nos recogen las lágrimas. Si la mano baja de la nuca hasta enredarse en las tuyas, es amor, del sempiterno. Del de verdad. Pero nos siempre se consigue y se marchita como una flor, nos ahonda la nostalgia de la felicidad perdida y los ojos se desbordan en porqués.

El amor es química, pero solo al principio. Nos revuelve la vida y nos golpea el corazón con tanta fuerza, que si no te ha dolido un poco, entonces no es amor.
Y si se acaba… Quiérete más a ti que al otro. Que ver alejarse el amor, es menos importante que perder la dignidad. Quiérete fuerte, muy fuerte.

Nia.

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