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Artículo de opinión

Esto no va de política

Va de violencia contra las mujeres

Un señor del PSOE de Badajoz hace declaraciones sobre el relato anónimo de una mujer en la cuenta de la periodista Cristina Fallarás.

Lo que ha dicho es (resumido) que, dado que el PSOE tiene alrededor de 6.000 militantes, de los que 4.000 son hombres, todos de repente, quedan señalados por la denuncia anónima de una mujer en ese espacio seguro de Cristina Fallarás. Una denuncia sexual no puede quedar en el anonimato porque genera sospecha entre quien no lo merece. Ese es el malestar que tenemos. Dice.

A lo mejor no sabe que esa mujer tiene todo el derecho del mundo a no revelar su nombre. Que si lo cuenta en una cuenta de Instagram, es porque, de camino a la comisaría para una denuncia de juzgados, se toparía con señores, con miedo a que se ponga en duda su figura política, o su feminismo de boca chica, o su lugar honesto en la sociedad. Por eso, esa mujer no da su nombre, como NO DA EL DE SU AGRESOR.

Pregúntese por qué le preocupa tanto la decencia de 4.000 desconocidos y tan poco el daño causado a una sola mujer. Pregúntese qué pensarán esas otras 2.000 militantes desconocidas, de tener entre sus compañeros a un posible agresor sexual. Pregúntese por qué se han reunido algunos de esos militantes a redactar una carta para alejarse todo lo posible de sus declaraciones, pregúntese por qué cree que debe reunir en su persona lo que usted supone que sienten el resto de hombres, a saber, miedo.

Sepa, que el miedo no es que a esos 4.000 desconocidos les persiga una sombra de duda por una posible agresión. El miedo es que te agredan, que puedan llegar a transmitirte una ETS por no usar condón, el miedo es eso que te paraliza y evita que pienses con claridad, casi obligándote a esperar a que se acabe; el miedo es un posible embarazo, el miedo es estar vomitando una bomba de hormonas en pastillas y llorar por los rincones porque no tienes claro que ha pasado. El miedo es restregarse la esponja contra la piel hasta que se pone roja para quitarle el olor y el sabor, y borrar el rastro en la dermis, porque en la memoria no se puede. El miedo es desahogarse con una amiga porque el hecho de que el agresor pertenezca a un partido político en un lugar tan pequeño como Badajoz, amenaza con poner el foco sobre ti y no sobre él.

No le deseo ni a usted, ni a esos 4.000 desconocidos que la sombra del miedo, el de verdad, no la de la sospecha, se pose sobre ustedes, porque les aseguro que no se desprenderían de ella nunca.

Esta opinión no va de partidos políticos, esto va de violencia sexual contra las mujeres. Así que, si usted no duda de su honestidad e integridad, no diga cosas que nos hagan dudar a los demás. A usted no le ha señalado nadie, pero ha sido usted el que ha señalado con sus declaraciones a todos los demás.

Nia Estévez Portillo

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